Planta Baja

Mikeldi

Escultura zoomorfa

Piedra Arenisca

130 x 190 x 71 cm.

Cronología: II Edad del Hierro. Siglos V-I a.C.

Procedencia: Desaparecida Ermita de Mikeldi, Iurreta (Bizkaia).

Esta escultura zoomorfa de bulto redondo, conocida como el “Idolo de Mikeldi” o simplemente como “El Mikeldi”, es sin duda la pieza más conocida de las que custodia el Museo.

Se encontró junto a la desaparecida ermita de Mikeldi en Iurreta (Bizkaia). Está realizada en un único bloque de arenisca procedente de los alrededores de Durango. Representa de forma esquemática a un animal, un verraco, entre cuyas patas y bajo el vientre aprisiona un disco. En el dorso y en su flanco derecho presenta una serie de horadaciones, “cazoletas”, frecuentes en este tipo de esculturas y a las que se ha atribuido un carácter mágico-religioso.

La primera noticia conocida sobre el Mikeldi es la proporcionada por Gonzalo de Otalora en el siglo XVII, quien al comentar las antigüedades de la merindad de Durango dice:

“... las más vistosas son en una ermita de la villa de Durango, llamada Miqueldi; se halla y ve una gran piedra, así monstruosa en la forma, como en el tamaño, cuya hechura es una Abbada o Rinoceronte, con un globo grandísimo entre los pies, y en él tallados caracteres notables, y no entendidos, y por remate una espiga dentro de la tierra. Está en campo raso (causa de mostrarse deslavado). No se tiene memoria de él, si bien corre por Idolo antiguo”.

Noticias posteriores, siglo XVIII, sobre el Mikeldi nada dicen sobre la inscripción que menciona Otalora, y si existió hoy en día es imposible apreciarla.

La escultura debió quedar sepultada, al menos parcialmente, hasta que fue desenterrada y colocada en posición vertical en 1864, a instancias de los Srs. Delmas y A. Trueba. Al parecer, nuevamente quedó parcialmente cubierta ya que en 1896 fue nuevamente desenterrada y colocada junto a la ermita de San Vicente de Mikeldi, lugar que ocupó hasta su traslado al Museo en el año 1920.

Datado en la II Edad del Hierro se relaciona con las esculturas zoomorfas de toros y verracos de la Meseta. En esta área, que comprende las actuales provincias de Zamora, Salamanca, Ávila, Segovia, Cáceres, Toledo, Orense, Pontevedra y las regiones portuguesas de Tras-os-Montes y Beira Alta, se localizan más de 300 ejemplares; dándose la mayor concentración en las provincias de Ávila y Salamanca. Fuera de este área se conocen el ídolo de Mikeldi y otro ejemplar en Tortosa (Tarragona). El Mikeldi se diferencia de ellas por la presencia del disco entre sus patas.

La inmensa mayoría de estas esculturas zoomorfas son de bulto redondo, labradas en granito, en las que se representa al animal (toros y cerdos fundamentalmente) de cuerpo entero, siempre en pie y sobre un pedestal. Generalmente presentan gran simplicidad de formas, si bien en bastantes de ellas se representan las características anatómicas.

Sobre el significado y función, así como sobre la cronología de estas curiosas esculturas, se han dado desde antiguo, diversas interpretaciones. Así, se ha apuntado que podían ser indicadores de límites, hitos camineros, tener una función apotropáica, un carácter mágico, como protectoras del ganado y aseguradoras de la reproducción, señalizadores de pastos o tratarse de monumentos funerarios. Estas tres últimas interpretaciones, las que les atribuyen un una función apotropáica, de señalización de pastos y un carácter funerario, parecen las más probables a la luz de los últimos estudios (ALVAREZ-SANCHIS, Jesús  R.- Los Vetones. Madrid, 1999.)

Objeto de múltiples estudios, distintos autores han distinguido tipos diversos entre ellas en función de las características formales, tratamiento plástico y dimensiones (desde 20 cm. a más de 2 m.) y han tratado de establecer una cronología para las mismas. Así parece que los ejemplares más grandes y con un tratamiento más naturalista son los más antiguos, fechándose entre los siglos IV y II a.C., mientras que los que presentan formas más geométricas, mayor esquematismo y menores dimensiones se fechan entre mediados o finales del siglo II a.C. y el siglo I a.C., conservando similares características hasta fechas más avanzadas.

Donación: Larrañaga Ortueta y Compañía -  8 de Abril de 1920

Descargar: Folleto Mikeldi


Reproducción del Crucero de Kurutziaga

Piedra Arenisca (del original) 

Cronología (del original): Mediados del S. XV 

Procedencia (del original): Durango (Bizkaia) 

El original de este crucero, realizado en piedra arenisca, se encuentra enclavado en la plaza Kurutziaga de la localidad de Durango, fue declarado monumento histórico artístico el 5 de febrero de 1954. No se tiene noticia concreta de la fecha en que fue erigido este monumento, se sabe que cuando en 1457 el rey Enrique IV entra en Durango el crucero ya existía. Detalles estilísticos e iconográficos llevan a situar esta obra en el S.XV. Se cree que Kurutziaga está relacionada con un acontecimiento histórico de relevancia: la llamada "Herejía de Durango", iniciada por Fray Alonso de Mella y reprimida por la Inquisición en 1444. El crucero, muy posiblemente, es un monumento expiatorio que conmemora la represión de la herejía y en el que el programa iconográfico representa el pecado y la redención.

 

 

Descargar: Folleto Cruz de Kurutziaga


Coche de Caballos "Victoria"

           

Cronología. Segunda mitad del siglo XIX

Procedencia: Fundición Santa Ana de Bolueta, Bilbao, empresa fundada en 1841.

Coche de caballos que, por sus características técnicas, responde a la tipología de los vehículos denominados “Victoria”. Se utilizaba con un tiro de un único caballo, denominado “a la limonera”, presentando sistema de freno de manivela. Le faltan los faroles que facilitaban su circulación nocturna, conservando el astil para su colocación en el lateral derecho del pescante.

Descargar: Cartel Coche de Caballos "Victoria"